Si hay una Semana Santa tradicional y con sabor a “tiempo viejo” en las comarcas valencianas del Turia, es sin duda, la Semana Santa de Castielfabib. Se trata de unos días donde el municipio se acerca a la tradición y el folclore de sus ancestros, con unas costumbres únicas y excepcionales.
La singularidad de esta Pascua es sin duda la mezcla de actos paganos y religiosos en total sintonía, y a pesar de no tener suficientemente documentado su origen.
Cortar los chopos, plantarlos en la Plaza, el canto de la Aurora, la elaboración de los arcos, las cortesías del Domingo de Resurreción, los Mayorales y Mayoralesas son aspectos fundamentales de la fiesta; pero una de las señas de identidad es el bandeo de campanas y sobre todo el volteo humano que se realiza el domingo por la mañana.
- Domingo de Ramos: El Domingo de Ramos constituye el inicio de la Semana Santa. Es en este día donde se anuncian durante la misa los nombres de los Mayorales y Mayoralesas, que serán los jóvenes encargados de guiar todas las actividades los próximos días.
- Jueves Santo: El jueves es la antesala de los días centrales de la fiesta, aquí comienzan los preparativos por parte de los Mayorales, Mayoralesas, familiares y vecinos de manera que todo esté listo para la celebración de la Pascua castielera.
- Viernes Santo: Es el día en que se cortan los chopos en la ribera del Ebrón y se suben a la Plaza de la Villa a hombros de los mozos y mozas del lugar, para ser “plantados” al día siguiente. Una vez en destino se empiezan a pelar los troncos de chopo para el día siguiente.
Una vez llegada la noche se celebra el Entierro, momento en el cual la imagen yacente de Jesucristo y la Virgen de los Dolores son portadas a hombros de Mayorales , acompañados por las Mayoralesas.
Originariamente, los árboles eran dos pinos que los mayorales, con el apoyo de familiares y vecinos, cortaban y traían arrastrados por caballerías desde la montaña hasta la Plaza de la Villa.
Esta tradición se asocia a un rito precristiano relacionado con la fertilidad donde se daba la bienvenida a la primavera, en este caso reconvertida en un acto más de la Semana Santa.
- Sábado Santo: Durante la mañana se terminan de pelar los chopos, se pintan, si es el caso, y se hacen los hoyos donde posteriormente se plantarán. El último paso será colocar las puntas de campos troncos una copa de pino, también llamadas “cocotas” emulando al origen de la tradición.
Por la tarde, se procede a “plantar” los dos chopos con la ayuda de toda la población, vecinos y visitantes, con gran tensión y atención por parte de todos. Es al final de todo cuando algún joven se encarama para desatar las cuerdas empleadas para levantar el chopò.
De forma paralela, durante el día se confeccionan tres arcos elaborados con sargantillo y recubiertos con ramas de sabina. El de mayor tamaño se coloca entre los dos chopos ya plantados, coronado con una cruz de naranjas o sabina. Los otros dos arcos se ubican en las puertas de las casas de las Mayoralesas.
A las 00.00h de la noche, una vez resucita Jesucristo según la tradición, comienza la música que amenizará la velada
Cuentan que antiguamente, dichos troncos se pintaban de cal en forma de espiral alternando el color blanco con azul, verde o rojo y se colgaban obsequios como recompensa a aquellos que subían a recogerlos y al paso desataban las cuerdas. Esta tradición ha sido recuperada recientemente.
- Domingo de Resurrección: A las 5h de la madrugada, comienza el “Canto de la Aurora” por las casas de Mayorales y Mayoralesas. La rondalla formada por vecinos y visitantes de la villa es obsequiada con pastas, dulces y licores.
A las 8h de la mañana tiene lugar “El Encuentro”, donde la Virgen María se encuentra con su hijo Jesucristo bajo el arco de sargatillo y los chopos “plantados” el día anterior en la Plaza de la Villa. Las imágenes son portadas por los Mayorales acompañados por las Mayoralesas, y previamente al acceso de la Virgen en la Plaza, se realizan unas reverencias con un guión, las Cortesías. Acompañan a la Virgen las “floreras” niñas que van tirando flores a su paso. Al terminar El Encuentro se canta la canción “Oh que mañana de pascua”.
Acompañando a la procesión, se realiza el bandeo de campanas, con el singular volteo humano. En él, los mozos del pueblo se aferran al yugo de la campana Guillermina de la Iglesia Nuestra Señora de los Ángeles para ser volteados junto a ella.
Tras la misa se ofrecen chocolate con pastas para todo aquel que lo desee.
Las Mayoralesas van vestidas con el traje tradicional formado por una saya y corpiño negro, peineta, mantilla negra y un mantón. Los Mayoraleses llevan traje, si bien antes llevaban la vestimenta tradicional de la comarca, una parte de la tradición que en está en proceso de investigación para ser recuperada.